Perder a alguien. Romper con una etapa de tu vida. Sentir que todo ha cambiado de golpe. Hay muchas formas de vivir un duelo, y ninguna es igual a otra.
No existe un manual que te diga cómo deberías sentirte. Pero a veces ayuda ponerle palabras a lo que estás viviendo. Saber que eso que te pasa tiene un nombre, que hay otras personas que también lo han sentido, y que hay formas de transitarlo sin tanta confusión puede ayudar.
Por eso, hoy queremos hablarte de las 5 fases del duelo. No para que te obligues a encajar en ellas, sino para que puedas entender (si te sirve) en qué punto estás tú, a tu manera y con tus tiempos.
Por qué se habla de fases en el duelo
El modelo más conocido es el de Elisabeth Kübler-Ross, quien habló por primera vez de estas cinco etapas en los años 60. Aunque fue pensado originalmente para personas que se enfrentaban a una enfermedad terminal, con el tiempo se amplió a otros tipos de pérdidas.
Hoy sabemos que no todos los duelos pasan por las cinco fases, ni lo hacen en el mismo orden. La investigación psicológica actual lo deja claro: el duelo es un proceso individual y cambiante. Pero sigue siendo útil hablar de estas etapas, porque muchas personas se sienten reconocidas en ellas.
Las 5 fases del duelo explicadas de forma sencilla
Vamos a ponerle nombre (no etiquetas) a estas cinco fases.
1. Negación
Es el impacto inicial. Esa sensación de «esto no puede estar pasando«. La negación actúa como una especie de amortiguador emocional. Nos protege cuando aún no estamos preparados para asimilar lo ocurrido.
Puede manifestarse como bloqueo, desconexión, o seguir con la rutina «como si nada». Es una fase que, aunque parezca frialdad, es una forma de cuidar la mente en un momento de shock.
2. Ira
Cuando la realidad empieza a instalarse, aparece la rabia. Puede ir dirigida a otros, a uno mismo, a la situación o incluso a la persona que ya no está.
La ira duele, pero es una forma de contacto emocional. Estás procesando que algo se ha roto, y eso duele. En consulta, muchas personas se sienten culpables por sentir rabia en medio del duelo. Pero es una reacción normal y sana.
3. Negociación
En esta etapa, la mente intenta «negociar» con la realidad. Se formulan pensamientos como: «y si hubiera hecho algo distinto…«, «ojalá pudiera volver atrás…«.
Es una fase donde aparece la culpa, el auto-reproche y las fantasías de retroceso. Aunque puede resultar dolorosa, también es una forma de buscar sentido a lo ocurrido.
4. Depresión
Llega el peso de la ausencia. La tristeza se hace más presente. Es posible que aparezcan el llanto, la falta de energía, el insomnio o la desmotivación.
No es una depresión clínica como tal (aunque en algunos casos puede derivar en ello), sino una tristeza profunda y natural ante la pérdida.
Sentir tristeza no significa estar yendo hacia atrás. Significa que estás avanzando, aunque sin duda es un avance doloroso.
5. Aceptación
No se trata de estar bien ni de que «ya no duela«. La aceptación es más bien una forma de convivir con lo ocurrido sin que te rompa por dentro. De empezar a construir una nueva forma de estar en el mundo, llevando esa pérdida contigo, pero sin que lo ocupe todo.
No hay un momento exacto en el que se diga «ya he aceptado esto». Pero suele notarse porque el día a día se vuelve un poco más amable. Hay más calma, aunque siga habiendo momentos duros.
No todas las personas pasan por estas 5 fases (y eso también está bien)
Algunas personas no sienten ira. Otras no se bloquean, pero sí se hunden en tristeza desde el primer momento. Algunas alternan etapas, o sienten varias a la vez.
Lo importante no es «encajar» en un modelo. Es reconocer que lo que estás viviendo tiene sentido. Que tu forma de transitar el duelo es válida, aunque no parezca lógica.
Si el dolor no se mueve, pide ayuda
El duelo es un proceso natural. Pero a veces se queda atascado. Cuando ha pasado el tiempo y la herida sigue igual de abierta, o el sufrimiento interfiere en tu vida diaria, puede ser momento de acompañarlo de forma profesional.
En Insight Centro de Psicología estamos acostumbrados a ver el duelo en todas sus formas. Sabemos que cada historia es distinta, y que no se trata de «pasar fases», sino de acompañarte para que puedas integrar la pérdida y seguir adelante sin culpa ni soledad.
Por eso, si lo necesitas, que sepas que estamos aquí para escucharte.