dEPRESIÓN

Todos en algún momento de nuestra vida hemos sentido momentos de tristeza, vacío, cansancio e impotencia. Son emociones que suelen ir unidas a un sentimiento de pérdida: de un proyecto o ilusión, del concepto que teníamos de una relación, de una persona o incluso de nosotros mismos. Se trata de situaciones y sentimientos normales e incluso saludables. Pero qué pasa cuando ese estado pasajero da paso a una tristeza profunda, a un sentimiento de melancolía, apatía o desgana que no se marcha, que se establece y perdura en el tiempo. Es posible que en ese momento no se trate ya de una “mala racha” y estemos hablando de depresión.

Se trata de una trastorno que la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) define como la presencia de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas. Puede presentarse de forma diferente de una persona  a otra, pero suele afectar al ánimo y la capacidad de disfrute, con presencia de pensamientos negativos sobre sí mismo, el mundo y el futuro. En niños y adolescentes suele ir unido a un mayor estado de irritabilidad.