Crisis madurativas: Las crisis de la pubertad y la adolescencia

“La paternidad se trata de guiar a la próxima generación y perdonar a la última” (Peter Krause)

Sad little girl sitting on the floor of her bedroom with stuffed toy lying

En este último post de nuestra serie de crisis evolutivas, vamos a abordar las que aparecen en la pubertad y la adolescencia. Se trata de crisis mucho más conocidas y temidas, que abarcan desde lo que conocemos como preadolescencia.

Desde el ámbito de la consulta psicológica, hay una primera diferencia que como profesionales no podemos dejar de destacar. Salvo excepciones, hasta este momento del desarrollo son los adultos los que detectan que hay un problema, señalan la necesidad de pedir ayuda y formulan la demanda terapéutica. Sin embargo, en estas etapas, por primera vez en el desarrollo de nuestros menores, son ellos mismos los que empiezan a pedir ayuda, los que reconocen que no se encuentran bien, están sufriendo o no saben cómo afrontar unas dificultades por las que se sienten superados.

Hablemos de la crisis de la pubertad y de la adolescencia.

CRISIS DE LA PUBERTAD

Entre los 9 y los 12 años los niños y niñas atraviesan una época de transformación emocional y física que les hace transitar de la niñez a la pubertad, sus hormonas se activan y generan cambios en sus cuerpos y forma de ser.

  • Se produce parte del desarrollo sexual que hará cambiar sus cuerpos de forma definitiva. Reconocerse en ese nuevo cuerpo, en las sensaciones que despierta y la imagen que proyecta al exterior es una de las mayores diferencias y dificultades de esta etapa.

La imagen corporal se vuelve muy importante y empiezan a aparecer las comparaciones y los complejos, en parte clave de sus recursos de identidad y aceptación social.

  • Es una época en la que los iguales cobran un protagonismo excepcional en sus vidas y su autoconcepto, en la que es especialmente importante para ellos dejar de parecer niños para verse “mayores”.

Empiezan a sentirse confusos y avergonzados ante las manifestaciones de afecto en público por parte de los padres.

Grupo de iguales
Rabieta niño
  • Disminuye la frecuencia de los enfados, pero cuando aparecen son más intensos y desproporcionados.
  • Se producen oscilaciones en sus emociones. Puede resultar desconcertante para los adultos la facilidad con la que transitan de una emoción a otra.
  • Desean volverse más autónomos, reclamando menos límites y mayores libertades. Ponen en cuestión las normas de convivencia familiar y tratan de saltárselas.
  • Disminuyen las muestras de afecto hacia los progenitores, sobre todo en público. Pueden tener momentos en los que reclamar afecto, buscar ser cuidados como “niños”, con comportamientos más propios de etapas previas más infantiles, y en oros momentos rechazar ese afecto por sentirse “tratados como niños”.

Se trata de comportamientos normativos dentro de este momento vital. Están dejando de ser niños pero aún no son adultos, por lo que en ocasiones se sienten más infantiles y en otras reclaman autonomía y capacidad de decisión más adulta.

Teniendo todo esto en mente, podremos afrontar esta etapa siendo conscientes de que es un momento especialmente difícil para ellos y ellas. Están experimentando muchos cambios y es normal que se sientan confusos, desbordados e incomprendidos (sobre todo teniendo en cuenta que ellos mismos no se entienden).

Algunos tips que te pueden ayudar a superar esta crisis evolutiva son:

  • Se empático y paciente. Una vez más, los adultos somos clave para un desarrollo exitoso y saludable. Entendamos que lo pasan mal y se están redefiniendo. Necesitan unos padres firmes, pero respetuosos y comprensivos.
  • Mantén normas y límites claros en casa. Podemos empezar a negociar algunas de esas normas con ellos, pero manteniendo siempre la medida de que habrá normas de convivencia que no son negociables y hay que respetar.
  • Mantén las rutinas y hábitos saludables. Esto es saludable en todas las etapas vitales, pero especialmente en aquellas en que los cambios pueden desordenarnos por dentro.
  • Fomenta el diálogo, evitando sermonear. Una comunicación abierta y fluida es un seguro contra muchas de las dificultades que puede traer esta etapa y la siguiente (la adolescencia). Los sermones solo sirven para aburrir y que dejen de escucharnos. 

Sin embargo, conversar sobre temas que les interesen, sobre sus miedos e inquietudes, sobre las cosas que les pasan y les preocupan facilita que seamos referencia y recurso en los momentos en que lo necesiten.

  • Interésate por sus intereses. Si sólo hablamos de lo que “deben” o lo que nos preocupa, acabará siendo una comunicación instrumental, claramente poco interesante para ellos, y dejamos de ser una persona con la que les nazca compartir. El vínculo se construye y se alimenta.
  • Empieza a hablar sobre sexualidad. Están experimentando cambios, les surgen dudas y se les despierta la curiosidad. Y lo que no se nombra se convierte automáticamente en un tabú. Si queremos crear un clima de apoyo y confianza, mantener una comunicación abierta es clave.

Como hemos comentado, esta es una de las épocas de mayores cambios en los niños y niñas, causante de gran confusión, por lo que necesitan más que nunca que los padres seáis firmes pero tolerantes y respetuosos, para ofrecerles la tranquilidad y seguridad que necesitan para poder vivir todos los cambios que les asaltan.

CRISIS DE LA ADOLESCENCIA

La última de las crisis de produce alrededor de los 14-16 años, mientras los adolescentes buscan su personalidad y el lugar en el que mejor encajan. Es frecuente verles reclamando que se les trate como a adultos responsables a la vez que siguen manifestando conductas infantiles. 

Algunos de los signos de que vuestros hijos han entrado en esta fase son:

Joven viejo
  • Reclaman tener su espacio de intimidad. Empiezan a demandar un espacio que sientan como propio, una privacidad donde desarrollar su «yo» lejos del juicio y el condicionamiento de los adultos.
  • Su propia imagen se vuelve importantísima y les preocupa mucho lo que piensen de ellos.
  • Aparece temor a hacer el ridículo y la necesidad de aprobación grupal.

Este es uno de los principales factores de riesgo de esta etapa. La importancia de sus iguales y la necesidad de ser aceptado les hace más difícil poner límites o resistir la presión del grupo.

  • Reclaman pasar más tiempo con su grupo de iguales. Los amigos en esta etapa son referente y medida.
  • Son más reflexivos y privados, mostrándose reacios a contar cosas sobre su vida.
  • Empiezan a presentar valores propios, en ocasiones definidos en oposición a los recibidos hasta el momento. Se trata de un intento de diferenciarse del niño/a que fueron.
  • Aumenta el consumo de sustancias como alcohol y tabaco y puede haber un mayor riesgo de desarrollo de adicciones. Cada vez en mayor medida, vemos también adicciones a móvil, juegos online…

En la línea de lo comentado anteriormente, algunos tips que os pueden ayudar durante la adolescencia de vuestros hijos son:

  • Mantén límites y normas razonables e intenta que sean consensuados. Especialmente en esta etapa funcionarán mejor las normas que sienten que se han acordado y aceptado entre todos.
  • Evita los castigos duraderos. Si lo alargamos demasiado y abusamos de los castigos, acaban creando resistencia y habituación, además de la sensación de que siempre encontraremos algo por lo que tenerlos castigados. Utiliza el refuerzo, los incentivos, como herramienta útil de negociación.
  • Fomenta la comunicación y el diálogo. Hazle sentir escuchado sin ser juzgado.
  • Respeta su intimidad.
  • Habla sobre sexualidad y resuelve dudas con naturalidad.
  • Dótale de nuevas responsabilidades en casa y, a su vez, de nuevas libertades. Es una forma de transmitir que el nuevo rol de adulto conlleva conquista de derechos y de deberes asociados.

Esta es una fase crucial para el desarrollo de vuestros hijos, puesto que en ella se sientan las bases de los adultos en los que se van a convertir.

En INSIGHT podemos ayudaros a comprender las implicaciones que esta transición tiene en el desarrollo emocional y encontrar la forma de acompañar a tu hijo o hija en este momento evolutivo, para seguir siendo unos pilares fundamentales en su crecimiento. 

Juntos podemos trabajar para determinar la mejor forma de establecer las normas de convivencia que sean necesarias para que sigan desarrollando su autonomía a la vez que los padres mantenéis la autoridad, sin descuidar que vuestros hijos necesitan su espacio.

En INSIGHT os ayudaremos a consensuar acuerdos, a mejorar vuestra comunicación y a hacer que vuestro hogar vuelva a ser un lugar seguro y agradable para todos.

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