(Juanma Fdez, Área Psicología Infanto-Juvenil de INSIGHT)
El 1 de septiembre termina el verano de manera simbólica. Se asocia con expresiones como “vuelta a la rutina”, “se acabó lo bueno” o “hay que enfrentarse a la triste realidad de nuevo”. En todas esas expresiones que inundan el imaginario colectivo se tiñen emociones de las mal llamadas negativas, aportando de manera inadecuada e irracional desesperanza o falta de ilusión de manera abrumadora en ocasiones.
Nada mas lejos de la realidad. Es la perfecta oportunidad para reiniciar algunos procedimientos personales, objetivos o actividades que igualmente de manera simbólica podemos aprovechar para dar un extra de energía y de motivación.
Años atrás se usaba la expresión Depresión Postvacacional, sin embargo, en este artículo intentaremos despojar a este proceso de adaptación de dicho término diagnóstico que sobredimensiona de manera injusta lo que podemos sentir tras el verano.
Podemos sintetizar y resumir el término ansiedad, el mecanismo de defensa natural del organismo frente a estímulos externos o internos que son percibidos como amenazantes o peligrosos, con la presencia de sensaciones desagradables. Por tanto, al finalizar las vacaciones lo que podemos sentir son experiencias lógicas al mostrarnos ante estímulos novedosos o que hace días o semanas que no nos enfrentamos.
Por tanto, en septiembre lo que sentimos puede estar más cercano a la ansiedad que a la depresión, más a incertidumbre y a carga de tareas que a una sintomatología de mayor gravedad o calado.
Con esta aproximación, os recomendamos algunos hábitos saludables para este periodo:
- Planifica y adelántate a la jugada. Gestiona y organiza de manera hábil la compra, la ropa para el trabajo o las compras pendientes propias de estas fechas.
- Divide las tareas más complejas en escalones pequeños.
- Avanza gradualmente, no todos los objetivos y tareas a la vez, si no una tras otra a medida que se vayan consiguiendo.
- Ponlo en papel, no lo tengas únicamente en la cabeza. Drena ansiedad con un organigrama en la nevera con tareas solo de la semana en curso y escribe habitualmente en una agenda cómo te vas sintiendo y todo lo que vas consiguiendo.
- En este sentido, márcate refuerzos o premios a corto plazo y más sociales que materiales, sigue en contacto continuo con todas esas personas con las que has disfrutado en verano.